Objetivos de aprendizaje: 1 ; 2 ; 4 ; 5 ; 6 ; 7
Áreas CAS: Servicio y Creatividad.
En definitiva este proyecto fue el que hasta ahora, me ha marcado más a lo largo de mi décimo año. Por iniciativa de mi profesor (antiguo coordinador del programa CAS) nos planteó la posibilidad de hacer el proyecto de ciclovía. Sinceramente, yo pensaba que este trataba de ir todos los domingos y montar bicicleta, sin embargo, resultó algo completamente diferente y mucho más complicado de lo que pensé. Muchos de mis amigos me decían que eso era muy difícil, que podíamos elegir otra cosa y que ciclovía era un proyecto muy pesado, no comprendía porque lo decían, sin embargo, más adelante lo entendería. Después de haberme inscrito, un grupo de mi colegio junto conmigo fuimos al Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) de Bogotá, y a partir de ahí, mi travesía en el nuevo proyecto empezaría. Me enteré ahí mismo que nuestro trabajo, no era ir a montar cicla, sino algo muchísimo más grande, perteneceríamos al equipo de trabajo del IDRD que maneja y controla toda la planificación de las rutas para la ciclovía. En la capacitación hicimos ejercicios y juegos, conociéndonos entre todos (ya que no habían solo estudiantes de mi colegio), después de esto, los betas se presentaron dictando quién iba a ser responsable de qué grupo de estudiantes. Junto con mis compañeros, fuimos asignados al corredor Norte 1, el cual cubría de la calle 170 a la 66A, a la beta Katherine Gacha Cato. Para finalizar nos instruyeron la debida utilización de los diferentes materiales que se tendrían que manipular en la jornada tales como las vallas, las cintas, conos y los controladores de flujo.
Dieron instrucciones puntuales de la vestimenta y el estado de nuestros documentos personales, a los que se les añadiría la Hoja de valoración (en donde tendríamos que registrar nuestra actividad y la firma de nuestro guardián) y nuestra bitácora (libreta donde se anotarán nuestros apuntes y experiencia del día).
Finalmente se nos asignaría el horario (el cual sería uno de mis mayores enemigos) y se nos entregaría el uniforme. A continuación hicimos el siguiente fin de semana la Jornada de Reconocimiento en donde al principio nos revisaron los documentos, muchas personas tuvieron que repetirlo ya que exigían en perfectas condiciones, sin tachones, ni corrector, ni dobladillos. También la vestimenta y que portáramos el uniforme adecuadamente.
La Jornada de Reconocimiento trataba de andar por todo nuestro corredor para así poder conocerlo, seriamos divididos en parejas y se nos asignaría un tramo, esto dependiendo de donde viviéramos y en donde nos quedara más cerca. Fui asignada al tramo 6 junto con mi compañera Isabela Olarte, y de acuerdo al tramo comenzamos a caminar. Fue un recorrido largo y cansado, sin embargo nuestro sentido de competencia nos movía y motivaba a parar lo menos posible, creo que todos mis compañeros del colegio sentían lo mismo, y fue muy gratificante llegar al punto de reunión y terminar el gran recorrido en el cual pudimos encontrarnos con personas que estaban entrenando para ser guardianes, y siempre nos saludaban reconociendo nuestro uniforme, y fue la primera vez en el proyecto que sentí que pertenecía a algo más grande de lo acostumbrado.
Nuestro compromiso era ir cada domingo a cumplir con nuestra labor: indicar cuando pasen los usuarios o no ya que muchos de los semáforos no sirven para la organización de movilidad en ciclovía. Llegar a las 6:45 de la mañana y retirarnos a las 2:00 de la tarde cuando acabara ciclovía. Enfrentamos muchos desafíos, uno de ellos era que, primeramente un guardián nos había indicado cada cuánto teníamos que dejar pasar a los usuarios, sin embargo, en el primer día nos dimos cuenta de que no funcionaba ya que en un intervalo de tiempo se cruzaban carros y personas, por lo que tuvimos que modificarlo, con mi compañera, de tal manera en que contabilizamos y arreglamos la forma en la que dábamos paso o no a los usuarios, finalmente, se cumplió nuestro cometido e hicimos un sistema de tiempos exitoso. Situaciones en las que teníamos que intercalarnos para que una fuera a arreglar la cinta que se había caído al otro lado de la calle. Debido a que teníamos 2 descansos cada una en la jornada también tuvimos que organizarnos, lo cual nos ayudó a ser más autosuficientes. Nos enfrentamos a situaciones
como discusiones entre los usuarios, que una persona se haya accidentado, o que usuarios no hicieran caso a nuestros seña por ende tendríamos que evaluar rápidamente la situación y actuar de la forma más pertinente, no obstante, todo salió bien y pudimos aprender de las situaciones difíciles, y no comunes a las que nos enfrentamos. La jornada requería gran esfuerzo ya que tendríamos que estar paradas ocho horas pendientes de nuestro tramo, soportando condiciones climáticas del sol, lluvia y frío de las mañanas, normalmente llegaba rendida y dormía hasta el lunes, donde tendría clase. El compromiso fue una de las cosas más difíciles de tener con las condiciones que teníamos que afrontar cada domingo, sin embargo, después de haber empezado, teníamos que terminar, cada fin de semana que pasaba, era un día más que nos permitía llegar a la meta. Habían veces donde nos encontrábamos con festivos, por lo que habrían dos días de ciclovía (doble jornada) y estos eran los más pesados ya que no teníamos una semana para recuperar si no solo el resto del día. Otro elemento importante para que pudiéramos sobrellevar las jornadas era el apoyo de mis compañeros, ya que sin ellos y las pequeñas charlas el proceso habría sido más complicado donde nos cubrimos mientras ellos movían unas vallas, o ayudarlos a cuadrar conos.
Incluí creatividad en este proyecto ya que un componente esencial en ciclovía era el desarrollo de campañas, las cuales debían ser ideadas completamente por los servidores sociales (yo y mis compañeros) y tendrían que apuntar a un objetivo en específico, normalmente promoviendo el respeto a las señales de tránsito y el respectivo seguimiento de las normas de ciclovía. Estas campañas tendrían algún medio visual o auditivo, por lo que decidimos, junto con mi compañera ideamos diferentes campañas, entre las cuales cogíamos una canción y le cambiábamos la letra por un mensaje que quisiéramos dar, también hacíamos letreros, o llevábamos campañas de hidratación perruna. Dependiendo de la ocasión, podríamos aprovecharla y hacer un tema de eso, por ejemplo, estábamos en servicio el día de Halloween, por lo que con Isa nos pintamos
la cara de la Catrina y decoramos globos con cintas y un dulce, lastimosamente tuvimos que quitar los dulces porque no era permitido dar nada de ingerir a los usuarios, sin embargo, nos ganamos la sonrisa de varios niños, y fue lo que nos impulsó a hacer más campañas como esta.
Estas campañas nos acercaban a el premio de “servidores meritorios” los cuales no tendrían que realizar la última jornada, esto fue más que todo un incentivo para ganar, (me di cuenta que somos muy competitivos, sin embargo de una forma sana) por esto hacía que mis compañeros y yo nos esforzarnos más. Aunque no la ganamos, disfruté mucho la realización de campañas ya que nos permitieron interactuar con personas desconocidas, cantar y bailar frente a ellas mientras transmitimos el mensaje, pasar pena y reírnos fue una de las cosas que recuerdo con más felicidad brindada por estas campañas.
Aprendí muchas cosas en estas 10 jornadas de servicio, aprendí disciplina, autosuficiencia, toma de decisiones, orientación, concepción del mundo como en realidad es, y humildad. Durante ciclovía me crucé con diferentes tipos de personas, con unas que no respetan los señalamientos o se ponían a discutir al mínimo roce con otros usuarios, así como personas que aportan y apoyan, y así es como funciona en realidad la sociedad, sin embargo, hay que luchar para ser el tipo de persona que contribuye, más no quitar. Aprendí el peso de las palabras, cuanto animo te puede dar que las personas te den las gracias y reconozcan tu esfuerzo, esto también generó conciencia en mi, del duro trabajo que tienen algunas personas que
dedican su vida, soy más consciente de cómo un agradecimiento o simplemente respetar el trabajo de otra persona podría significar mucho, entendí la importancia y el esfuerzo de los trabajadores, lo cual fue brindado al tener que pasar por estas experiencias. Me enseñó que hay que tener humildad con las demás personas ya que nunca sabes el sacrificio y esfuerzo que tienen que hacer, valorar el trabajo de los demás, así como quería que valoraran el mío. Ciclovía me trajo disciplina, hasta con las más mínimas cosas, tener puesto adecuadamente la camisa, recogerse el cabello, el calzado, el mantenimiento en perfecto estado de nuestros implementos personales, porque de lo contrario, tendrían que ser repetidos desde el inicio. Considero que fue una buena proporción de exigencia, y nos acostumbro para diferentes situaciones que nos puede dar la vida. Adquirí nuevas habilidades, lo supe en el momento en el que al enrollar una cinta amarilla de ciclovía, no requerí una cinta adhesiva para que no se cayera, ya que la primera vez que lo vi fue hecho por un guardián, y me sentí muy orgullosa, así fuera solo poder tensionar a ambos lados una cinta, y poder enrollarla en la recogida de los materiales (la cual cabe añadir, era una de las tareas más complicadas a nivel físico ya que los materiales eran bastante pesados para ser llevados al punto donde el camión los recogía) de una manera mucho más rápida. Aunque sean pequeñas habilidades, fue gratificante ver la evolución de mi proceso. Por otro lado, desarrolle un crecimiento personal ya que no conocía las calles de Bogotá, únicamente las que me rodeaban, sin embargo, el conocimiento de las carreras y calles, en general el circuito de movilización para los carros, era necesario para responder las inquietudes de los usuarios que me preguntaban por una ruta, al principio no sabía cómo responderles, sin embargo, después de varias jornadas y de investigar, ya podía responder este tipo de preguntas y ubicarme más fácilmente en la ciudad, lo cual sería de utilidad cuando saliera del colegio, y no me daría tan duro andar en Bogotá. Por otro lado, después de estas experiencias mis papas me dieron más libertad de salir, ya que con esto, les pude probar que soy responsable y juiciosa a la hora de ver mi comportamiento en la calle. Pude desarrollar diferentes tipos de responsabilidades, en donde tenía que responder por el debido manejo del paso entre los vehículos y los usuarios, donde un mínimo error podría ocasionar una situación indeseada, otra responsabilidad era asegurar el óptimo mantenimiento de los utensilios brindados por el IDRD (vallas, conos, cintas y mi uniforme), también tendría una responsabilidad con mis superiores, casi me sentí como
si estuviera trabajando, aprendí el respeto que se les tiene que brindar y el debido comportamiento con respecto a ellos.
Finalmente, pude convivir con personas mayores que yo (así como en el proyecto del gimnasio), mis superiores, además de mi compañera, con los distintos guardianes que se me asignaron pude dialogar, y muchos de ellos me dieron lecciones de perseverancia y esfuerzo. Una cosa que me dijo un guardián, la cual no se me va a olvidar es la siguiente: “El colegio es como una burbuja, cuando salgan de ahí será más difícil, se enfrentarán a la vida real, y esto es lo que las esta preparando, por eso, aprovechenlo” Esto que me dijo lo tomé muy en cuenta y reflexione sobre esto, ya que es verdad, en este momento nos encontramos en una burbuja, en un mundo donde entramos a la ruta, estudiamos, nos devolvemos para la casa y se repite, por lo que no estamos rodeados más que por nuestros propios compañeros y maestros. Ciclovía abrió un nuevo panorama para mi, me enseñó cómo puede llegar a ser el mundo, que las cosas se logran con sacrificios y innumerables esfuerzos y fracasos que nos brindaran enseñanzas, me enseño el tipo de personas con las que te puedes encontrar, y me ayudó a encontrar la persona que quiero ser en el futuro, me enseñó que el resultado del esfuerzo siempre va a ser bueno y cuando mires atrás lo harás con una sonrisa sabiendo que hiciste todo lo posible y lo más gratificante es mirar al frente y darse cuenta que valió la pena, lo cual hago ahora.
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